Eugenio Landesio (1810-1879), piamontés, discípulo del húngaro Karoly Markó y, por lo tanto, relacionado con los círculos nazarenianos de la ciudad pontificia, en los cuales se habían formado tanto Clavé como Manuel Vilar.
A solicitud de Pelegrín Clavé (director del ramo de pintura de figura en
Landesio ejerció una influencia positiva en el ramo del que vino a hacerse cargo, comparable a la que tuvieron sus amigos catalanes en los de pintura de figura y escultura que tenían encomendados. Puede afirmarse que, con él, arrancó la práctica del paisajismo como una actividad pictórica regular e institucionalizada en México. Tuvo varios discípulos prometedores, entre ellos José Jiménez (1830-1859) y Luis Coto (1830-1891); y uno excepcional, con quien habría de consolidarse dicha práctica: José María Velasco (1840-1912), quien a su vez habría de ser el maestro de la generación siguiente.
Landesio fue un pintor académico nato, de talentó preceptivo y analítico. El método de enseñanza que impuso en San Carlos implicaba, con arreglo a las prácticas académicas, la descomposición del paisaje en sus elementos constitutivos, para su gradual estudio pormenorizado y su restructuración posterior, con propósitos estéticos, en la composición definitiva. Combinaba el trabajo en el taller con el estudio frente al modelo en el campo, al aire libre. El maestro distinguía dos grandes partes o subtotalidades integradoras del paisaje: las "localidades" y los "episodios". Las primeras comprenden los distintos tipos de entorno y ambiente paisajísticos (celajes, follaje, terrenos, aguas, edificios); los segundos describen los diferentes grupos figurativos que le confieren a un lugar determinado sentido de la escala, rasgos tópicos diferenciadores, interés narrativo o densidad histórica (historia, escenas populares, escenas militares, escenas familiares, retratos y animales).